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Desarrollan en los EE.UU. una ciudad pensada para ancianos homosexuales

Palms of Manasota, en el estado de la Florida, es la única comunidad estadounidense especialmente desarrollada para gays y lesbianas de más de 50 años. Las casas cuestan un poco más que en otras ciudades.

Fuente: diario Clarin

Palms of Manasota (http://www.palmsofmanasota.com) es la primera "gated community" (en inglés, "comunidad cerrada") de todos los Estados Unidos. Situada al sudoeste del estado de la Florida, se parece mucho a cualquiera de las muchas ciudades protegidas para jubilados que, desde hace ya años, florecen en el interior del estado. Todo es verde, las calles están limpias, el agua brota de las fuentes y sus ciudadanos trasuntan serenidad. Un verdadero "Truman Show" a los ojos de cualquiera. Nada diferenciaría a Palms of Manasota de sus similares si no fuera el primero, aunque seguramente no el último, de los emprendimientos inmobiliarios diseñados para gays y lesbianas de la tercera edad.

En los EE.UU. hay entre 1 y 3 millones de homosexuales de más de 65 años. Esto significa que, en el año 2030, cuando 1 de cada 5 norteamericanos tenga más de 65 años, habrá 4 millones de ancianos gay. Según John De Leo, director de la inmobiliaria californiana Shaman Development, eso implica que, en los próximos 20 años, más de 60 mil compradores de bienes inmuebles demandarán propiedades en Palms y otras comunidades gays. Actualmente, hay cerca de 12 proyectos de ciudades gays que, en los próximos 5 años, deberían brotar en los alrededores de Boston, en la costa este, y Arizona, en el Medio Oeste. Y los mailings de posibles interesados ya suman miles de nombres.

Aunque en el sudoeste de la Florida existen varios campings para casas rodantes exclusivamente para lesbianas, Palms es la única comunidad estadounidense que abre sus puertas a los homosexuales de ambos sexos. Allí, una casita nada especial, de dos ambientes y dos baños, cuesta alrededor de 160 mil dólares, algo más de lo que habría que pagar por ella misma en cualquier comunidad heterosexual. La diferencia, nada sustanciosa, se autojustifica enseguida: además de contar con los servicios de los que disponen todas las ciudades, en Palms, los portadores de HIV, los enfermos de sida y sus parejas obtienen asistencia sanitaria especializada. Y, sobre todo, contención y compañía.

Según un estudio del Brookdale Center on Ageing, de la Universidad Hunter, de Nueva York, EE.UU., apenas 1 de cada 5 ancianos gays tiene pareja y sólo 1 de cada 10 tiene hijos. Por el contrario, casi la mitad de la población de edad avanzada tiene compañero o compañera, y 4 de cada 5 tienen hijos. Muchos homosexuales han optado por radicarse en Palms porque el clima es amable, pero, sobre todo, porque sufrieron la marginación y otras adversidades en otras ciudades. "Es cierto, no es como una familia de sangre. Es, más bien, una familia por elección, en la que la gente se cuida mutuamente", dijo Joy Silver, presidente de RainbowVision Properties, a la revista inglesa "The Economist".

"(Una comunidad) Donde podemos ser lo que somos, amar a quien amamos y reírnos de nuestros propios juegos", dice el sitio de Internet de Our Town (http://www.ourtownvillages.com), un proyecto de comunidad cerrada para gays que está llevando adelante la desarrolladora inmobiliaria Lundberg Group. Por ahora, sólo está Palms, con sus 21 casas y condominios habitados por los 40 o 50 homosexuales de entre 50 y 80 años que pasarán a la historia como la primera generación de la primera ciudad homosexual del planeta. Y que siempre estarán agradecidos a Bill Laing, el ex profesor de psicología retirado que tuvo la idea y que murió en 2.000, a los 70 años, cuando se estaban construyendo las primeras casas.

Ahora el futuro de Palms of Manasota está en manos de uno de los herederos de Laing, pero, sobre todo, de sus entusiasmados habitantes, que aspiran a convocar en breve a otras 250 personas y expandir así su comunidad hasta redondear un kilómetro cuadrado de superficie. Hoy, en Palms, los viejos gays se sienten tan a gusto que, incluso, están reconsiderando ciertas ideas burguesas que despreciaban en sus años de juventud; entre ellas, al estilo "kitsch", que campeaba en las casas de sus padres cuando ellos ejercían su incipiente sexualidad alternativa a escondidas. Claro que, siempre, con el lema de Laing: "Convertirse en un modelo para los demás y hacer de nuestra ciudad un lugar respetable".

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