Un curso en la Universidad de Michigan en Ann Arbor llamado “How to be Gay: Male Homosexuality and Initiation,” [Cómo ser gay: Homosexualidad Masculina e Iniciación], ha traído una guerra cultural entre activistas anti-gay y quienes favorecen la libertad académica.

Un grupo de presión de lobby pro “valores familiares” encabeza la oposición pública a la “militancia sin compromiso político” del profesor que ha enseñado este curso desde el año 2000.

Acorde con la descripción del curso del Prof. David Halperin, la clase “examinará el tópico general del rol de la iniciación en la formación de la identidad gay.” A lo largo del semestre, los estudiantes discutirán tópicos tales como musicales de Broadway, lo drag, el estilo, la moda y el diseño de interiores. “No enseña a los estudiantes cómo ser homosexuales,” asegura Halperin en una entrevista, “en lugar de eso, examina de manera crítica la extraña noción de que existen modos ciertos y equivocados de ser gay, la homosexualidad no sólo es una práctica sexual o un deseo, sino que es un grupo específico de gustos en cuanto a la música, las películas, y otras manifestaciones culturales – una noción que es compartida por personas bugas [straight] y gay.”

Para el lobby conservador, encabezado por Gary Glenn, el Profesor Halperin y la Universidad “son culpables de perpetrar un fraude contra los estudiantes de UM y para la gente de Michigan [con] declaraciones propagandistas sobre los así llamados estudios culturales y la libertad académica” pues promueven los “estudios queer” a costa de los contribuyentes. Cabe apuntar que Glenn es presidente del grupo de Michigan, afiliado a la organización American Family Association [Asociación de la Familia Estadounidense], y criticó los cursos desde hace tres años. En el año 2000, la legislatura estatal de Michigan faltó de cuatro votos para cortar todos los fondos oficiales para estos cursos.

La semana pasada, Glenn renovó su cruzada contra las clases, urgiendo a la Gobernadora Jennifer M. Granholm, a la legislatura estatal y al Consejo de Regentes [Board of Regents] de la Universidad a “detener el hecho de que los activistas homosexuales utilicen los dólares de nuestros impuestos para subsidiar esta agenda política militante.”

En una descripción del curso en la página web de la universidad [ http://www.umich.edu/ ], Halperin afirma que: “Sólo porque sucede que eres un hombre gay no significa que no tienes que aprender cómo ser uno. Los hombres gay hacen algo de este aprendizaje por sí mismos, pero con frecuencia lo aprendemos cómo ser gays por otros” [”Just because you happen to be a gay man doesn’t mean that you don’t have to learn how to become one. Gay men do some of that learning on their own, but often we learn how to be gay from others.”]

Lo preocupante para Glenn y otros conservadores, su mayor preocupación es sobre el alegato respecto a la “iniciación” en la homosexualidad  “No sabemos lo que [Halperin] hace en su salón de clases,” dijo Glenn en una entrevista: “Es ultrajante que los contribuyentes sean forzados a pagar por una clase cuyo propósito declarado es “experimentar” con la “iniciación” de los hombres jóvenes hacia un estilo de vida homosexual auto-destructivo.”

Los estudiantes están contra esta perspectiva. Jim Toy, alumno de la Escuela de Trabajo Social afirma: “Es predecible la protesta pública contra este curso, y es una pena que sea entendible. He aconsejado a muchos sobre su orientación sexual y ellos se enfrentan a los mitos y los mensajes de odio concernientes a lo que se espera de ellos. Esta clase hace frente a esos mensajes y provee apoyo a los estudiantes,” agregó Toy.

Robert M. Owen, decano asociado de la Universidad para educación de pre-graduados en el Colegio de Literatura, Ciencia y Artes, también defiende el curso: “Este curso no es sobre alentar a la gente a convertirse en gay, sino que es sobre cómo los individuos en nuestra sociedad crean un significado y un corpus de creencias sobre la cultura gay a partir de la literatura y las artes,” Owen dijo en una declaración preparada. Tal curso ayuda a los estudiantes que planean entrar a sus carreras en la ley, el trabajo social y otros campos donde “encontrarán una clientela extensa y muy diversa.” Owen dijo que la crítica pública de la clase proviene en gran medida por “el título del curso. La interpretación de ese título es muy preocupante para algunas personas.”

Este curso forma parte de la “búsqueda genuina sobre asuntos intelectualmente interesantes y a veces provocadores” de la Universidad,” declaró el decano asociado, quien concluyó: “La libertad académica histórica garantiza la búsqueda de este objetivo como uno de los puntos más importantes de la educación superior.”

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